Agurto, Pedro de (+ 1608)


Nació en México. Hijo de Sancho López de Agurto y Bernarda Pérez de la Torre.

Emitió sus votos solemnes el 1 de octubre de 1549 ante el Provincial Fr. Alonso de la Veracruz. En la Universidad de México fue catedrático en 1562 y publicó el año 1573 el Tractado de que se deven administrar los Sacramentos de la Santa Eucaristía y Extremaunción a los indios de esta Nueva España en el que defiende hacer partícipes a los naturales de tales beneficios espirituales, por lo que R. Ricard afirma en su obra Conquista espiritual de México que ‘tenemos un rasgo más que señalar de la simpatía de los agustinos hacia todo lo que fuera elevación espiritual de los indios’. Fue, además, Prior de Molango (1569) y Oculma (1572), Calificador del Santo Oficio (1571), Presentado en Teología (1576), Maestro de la Orden (1577), Rector del Colegio de San Pablo, Definidor y Provincial (1584). Fue un preclaro defensor de la Alternativa entre criollos e hispanos a la hora de ocupar los cuadros de gobierno.

Fue versado del idioma azteca, lo cual le favoreció su apostolado cercano y directo. Participó como teólogo consultor y canonista en el tercer Concilio Mexicano (1585), en el que volvió a exponer sus ideas sobre la evangelización de los naturales y sus derechos de acceso a la vida sacramental cristiana.

En 1595, al crearse la diócesis sufragánea de Cebú, Felipe II presentó ‘para la ciudad del Santísimo Nombre de Jesús, en la isla de Cebú, a Fray Pedro de Agurto, de la Orden de San Agustín’. Fue consagrado el 3 de agosto de 1597 en la iglesia de San Agustín de México y tomó posesión de su sede, en la que sobresalió por su labor armonizadora en la que implicó a agustinos y jesuitas. Convocó el primer Sínodo Diocesano de Cebú (1600), como nos relata Fco. Colín en su obra Labor evangélica: ‘Con la asistencia de dos años en la Ciudad y Obispado de Cebú, avía su religiosíssimo Prelado Don Fray Pedro de Agurto tomado ya perfecta noticia dél. Y, pareciéndole ya necessario poner orden y conformidad en el modo de administrar los santos sacramentos y de doctrinar a los naturales, determinó celebrar Synodo con los clérigos y religiosos que se ocupaban en las conversiones de los indios de su obispado. Juntóse en su Cathedral de Zebú y celebró la primera sessión o Iunta Domingo de Pascua del Espíritu Santo [21 mayo] del año 1600, continuándose hasta el siguiente. Ordenáronse varias cosas de gran bien de las almas y servicio de nuestro Señor. Hiziéronse Constituciones Synodales para el obispado. Reserváronse las cosas que se juzgó de importancia. Corrigióse la Doctrina Christiana, que de atrás andava traducida en lengua visaya, deputando para su corrección seis buenas lenguas, dos religiosos de San Agustín, dos clérigos y dos de la Compañía. Aprovóse el Catecismo Tagalo y cometióse a los Padres Agustinos que lo trasladasen en lengua bisaya... Resplandeció mucho en la variedad de estos y otros negocios y determinaciones de esta Junta la gran doctrina y zelo del santo Prelado’.

Cumpliendo los objetivos tridentinos residió en su diócesis y giró visitas. Del viaje a las reducciones de Mindanao y Bohol o a las islas de Leyte y Samar se acompañó de cuatro o cinco religiosos de la Compañía de Jesús ‘y -según el P. Colín- él les dava grande exemplo de humildad y caridad, tratándose como uno de ellos, y de penitencia y mortificación, caminando los caminos de tierra a pie y con las incomodidades con que entonces los andavan los nuestros’. Su buena relación con las Órdenes religiosas fue ejemplar, de manera especial con los jesuitas, a quienes facultó la apertura de una Escuela de Latinidad en la villa de Cebú. A los agustinos recoletos les recomendó ante el rey porque sus ‘principios prometen en estas Islas muy prósperos frutos y sanctos sucesos’. Su lucha por la justicia y la paz le creó desavenencias con el Gobernador Pedro Bravo de Acuña y los encomenderos.

Murió el 15 de octubre de 1608. El P. Colín afirma que ‘seis meses después, el 24 de abril de 1609, se abrió el sepulcro por condescender a los piadosos deseos de sus devotos, y se encontró su cadáver entero y tratable, exhalando un olor suavísimo que le juzgaron superior y milagroso’..

Obras de: Tractado de qve se deven administrar los Sacramentos de la Sancta Eucaristía y Extremavnción a los indios de esta nueva España, México, Impr. Antonio Espinosa, 1573; Indulgencias que se ganan por traer la cinta de San Agustín, México 1589.

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J. Álvarez Fernández