Corral, Francisco del (-1575)


No hay concordia entre los cronistas agustinianos, pues Herrera, Calancha y Torres dicen que era nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) y profeso de Sevilla; mientras que el P. Vidal lo hace natural de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y que emitió su profesión el 22 de julio de 1538 en Salamanca.

En 1560 llegó a Perú con fama de “gran letrado en todas theologías”, y desempeñó los cargos de prior del convento de Cuzco (1560, 1571) visitador, definidor y prior del convento de Lima (1566). Predicó el sermón con que se abrió el segundo concilio limense (1567).

Calancha dice de él que fue “abogado común i protector universal de los pobres indios i de los españoles beneméritos, sin que oy persiguiese al que ayer alabaua”. Y también testimonia que el gobernador García de Castro avala su entereza ante la corona al denunciar en 1567 “que un frayle agustino, que se llama Corral, predicando en el púlpito dixo que era muy justo que Vuestra Majestad, y quien en nombre de Vuestra majestad gobernase, les diese de comer de toda la haçienda que acá ubiese a tan buenos vasallos que auían ganado a Vuestra Majestad esta tierra a su costa, no mirando que los que esto hiçieron están pagados casi todos, y añadió más estas palabras: y, si después algo sucediere, no os espantéis. Palabras que, parecieron dar ánimo a motín, fueron de manera que el arçobispo, que estaua presente, se escandalizó y tomó informaçión sobre ello y le mandó que, conforme al Conçilio, no predicase sin su liçençia”.

El virrey Francisco de Toledo lo escogió para que le acompañase en la visita de 1571: “El gobernante –dice Lohmann- delegó en el inteligente agustino, extendiéndole amplias facultades para entender en todos los asuntos civiles (excluyéndole de toda intervención en causas criminales) que ocurriesen en la visita de los territorios que él no pudo hacerlo por su persona. Tan entusiasmado quedó el mandatario de la prudencia y diplomacia de que había hecho gala su agente, que le ponderó a Felipe II recomendándole en estos términos: ‘Más vale un Corral que Vuestra Majestad tiene, que todo el Reyno”. Sus informes y los de Fr. Agustín de Coruña, obispo agustino de Popayán, sirvieron para redactar “las famosas leyes municipales que llamaron de D. Francisco de Toledo, leyes que, según confesión de los historiadores, fueron un modelo acabado de equidad, prudencia y justicia”.

Falleció en el Cuzco en 1575.

Bibl.: Calancha, A. de la, Crónica Moralizada del Orden de San Agustín en el Perú, Lima 1639-1653, 2 vols.; Herrera, T., Alphabetum Augustinianum, I, Madrid 1644, 230; Lohmann, G., Pensamiento de agustinos ilustres del Perú en los siglos XVI-XVII, en Agustinos en América y Filipinas. Actas del Congreso Internacional. Valladolid, 16-21 de abril de 1990, I, Valladolid 1990, 205-236; Santiago Vela, G. de, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, II, Madrid 1915, 134-135; Vidal, M., Augustinos de Salamanca. Historia del observantíssimo Convento de S. Augustín N. P. de dicha ciudad, I, Salamanca 1751, 172.

J. Álvarez Fernández