Díaz Rodríguez-Alonso, Paulino (7.5.1850 - 8.5.1919)


En el hogar de José y Marina vio la luz el 7 de mayo de 1850 en Tolivia (Asturias).

Hizo el noviciado en el colegio de Valladolid en 1866 y profesó de solemnes el 13 de noviembre de 1871 en La Vid (Burgos), donde concluyó su carrera eclesiástica.

Llegó a Manila en 1872 y al año siguiente, con estrenado sacerdocio, recibió sus primeros destinos: Miagao (Iloilo) y Concepción. De este último y de Lemery (1878-1895) fue el primer párroco. Y durante este período consiguió que un anexo se convirtiera en nuevo pueblo denominado Sara, cuya feligresía pastoreó hasta la revolución katipunera.

El 3 de diciembre de 1898 salió con destino a Colombia presidiendo una misión que llegó el 23 de febrero de 1899 a Facatativá (Colombia), donde fueron recibidos como savia regeneradora en una provincia agustiniana que por entonces languidecía. Fue nombrado presidente de la casa-residencia de Bogotá. Desde la curia romana fue llamado por el prior general Fr. Tomás Rodríguez el 9 de abril de 1900 para secundar la propuesta de la congregación de Propaganda Fide que le había nominado para primer prefecto apostólico de la recién creada prefectura apostólica de ‘San León del Amazonas.

El 11 de noviembre de 1900 zarpó desde Barcelona para Perú. Le acompañaban los agustinos Pedro Prat, Plácido Mallo, Bernardo Calle y Pío Gonzalo, “los cinco de la fama… Si la despedida de estos abnegados misioneros en la víspera de la salida de Lima fue como una apoteosis, la llegada a Iquitos tuvo la soledad, aridez y sigilosas asechanzas de la noche de los Olivos, como preludio del calvario que habían de recorrer muy pronto estos discípulos de Cristo”. Pronto surgieron las primeras hostilidades impresas por la prensa local conminándoles que su residencia no era la metrópoli, sino la selva. Apoyado por el nuncio apostólico Lorenzo Lauri estas contrariedades no le amilanaron ni aminoraron su fervor pastoral.

Fundó Puerto Meléndez (24.12.1902), volcándose con ilusión y recursos. Pero donde él había puesto amor, los patronos pusieron enemistades que terminaron en sangre, siendo asesinados sus hermanos, en Sinope Fr. Bernardo y en Huabico Fr. Miguel. En enero de 1903 abría la misión de la ‘Purísima Concepción’ de Pevas, para atender a los Yaguas y Ticunas. En 1905 inauguró una tercera misión en el río Tigre y del Curaray, afluente del Napo.

En diciembre de 1911 la salud le obligó a salir de Iquitos. Le recibió Bilbao y en el capítulo provincial de 1913 fue elegido definidor y censor de la revista España y América. En 1918 pasó al colegio de Llanes (Asturias) con el cargo de ecónomo, pero por breve tiempo pues en las postrimerías de ese mismo fue trasladado a Valladolid, donde fallecía el 8 de mayo de 1919.

Más de un centenar de artículos firmó su pluma en las revistas Misiones Católicas, Anales de la Propagación de la Fe en el Oriente del Perú, Archivo Agustiniano y España y América.

Bibl.: Analecta Augustiniana 8 (1919-1920) 81; Archivo Agustiniano 12 (1919) 21-28; España y América 17/II (1919) 415-421; Jorde, E., Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila 1901, 6-7; Misiones Católicas 9 (1901) 82-86; Lazcano, R., Episcopologio Agustiniano, III, Guadarrama (Madrid) 2014, 2231;Martínez Noval, B., Apuntes históricos de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas: Filipinas, Madrid 1909, 15-19, 28-31, 63-68; Merino, M., Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid 1965, 206; Rodríguez, I.-Álvarez, J.,Labor científico-literaria de los agustinos españoles (1913-1964), I, Valladolid 1992, 134-135; Diccionario Bio-Bibliográfico de los Agustinos en Iquitos 1901-2001, I, Iquitos-Valladolid 2001, 209-219; Monumenta historico-augustiniana de Iquitos 1894-1915, Iquitos-Valladolid 2001; 3 vols.; Sánchez, R., El P. Paulino Díaz, Primer Prefecto Apostólico de Iquitos, en Casiciaco n. 195 (1963) 171-173; Santiago Vela, G. de, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, II, Madrid 1915, 232-233.

J. Álvarez Fernández