Gil Guzmán, Mariano (2.7.1849 - 11.12.1903)


Nació en Carrión de los Condes (Palencia) el 2 de julio de 1849. Sus progenitores fueron Manuel y María. Inició su carrera eclesiástica en el seminario conciliar de León, y su vida consagrada con el noviciado en el Real Colegio-Seminario de Filipinos de Valladolid en 1867.

Con la carrera inconclusa pasó a Filipinas en 1873 y su primer destino fue el pueblo de Baliuag para imponerse en el tagalo. Luego fue párroco de Bigaa (1876, 1884), Pulilan (1877), Norzagaray (1881), San Antonio de Nueva Écija (1882) y Tondo (1889).

Joaquín Durán nos dice que su designación para párroco del arrabal de Tondo fue debido "a las celosísimas campañas en pro de la fe y de la moral llevadas a cabo en los diversos Curatos que regentó, y le propuso [el provincial P. Tomás Gresa] para Tondo, el cual por su excepcional importancia requería un religioso de virtud acrisolada, de energías poderosas y de prudencia exquisita. Población abigarrada y cosmopolita, que encerraba en su recinto más de 40.000 almas, se hacía de muy difícil manejo siendo muy pocos los que llegaban a compenetrarse de sus múltiples y cumplidos mecanismos sociales Y desde aquí ha pasado a la posteridad por ser el descubridor del movimiento katipunero, su identidad independentista y revolucionaria, sus actividades clandestinas y su tabloide Kalaayan, a todo lo cual el capitán general D. Ramón Blanco y Erenas hacía la vista gorda.

El azar caprichoso y la fortuna perseguida le llevaron a visitar el Colegio de Huérfanas de Mandaloya regentado por las agustinas terciarias. Allí supo que Teodoro Patiño, cajista del Diario de Manila, había sido obligado a afiliarse al Katipunan. Con su información registraron la imprenta y encontraron listas, piedra litográfica, puñales, etc., con las que el juez instructor de Tondo D. José Piqué sentenció que “en virtud de este descubrimiento [del P. Mariano Gil] queda patentizado en los autos que los afiliados [del Katipunan] se dividían en tres clases: ‘Consejo Supremo’, que lo constituían las personas de elevada posición e influencia; la ‘Liga Filipina’ o ‘Compromisarios’, y la formaban la clase media; y el ‘Katipunan Bayan’, la plebe o gente labradora o de sementera. Este feliz descubrimiento ha puesto en claro la parte que cada acusado ha tomado antes y después del levantamiento en armas que se acaba de combatir”.

El filipinólogo Retana alabó primero y censuró después la actuación del agustino tachándole de posesionarse “de su papel de salvador del país, que poco menos hacía la competencia a las autoridades”. No negamos su excesivo protagonismo, pero gracias a su intervención y diligencia en Filipinas se pudo evitar un cruel derramamiento de sangre, según se prescribía en los artículos segundo, cuarto y séptimo que se refería a los deberes del cumplimiento de los katipuneros.

Por motivos de seguridad tornó a España en 1898, poniendo al servicio del obispo agustino de Pamplona fr. José López Mendoza hasta el final de sus días, que fue el 11 de diciembre de 1903.

Bibl.:Durán, J.,Semblanza de un patriota, en La Propaganda Católica n. 1834 (1903) 1031;Jorde, E., Catálogo bio-bibliográfico de los religiosos agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de las Islas Filipinas desde su fundación hasta nuestros días, Manila 1901, 582-583; Merino, M., Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid 1965, 512-513; Quirino, C., Minutes of the Katipunan, Manila 1964; Renedo, A., Escritores palentinos. Datos bio-bibliográficos, I, Madrid 1919, 304-305; Rodríguez, I., Historia de la Provincia Agustiniana del Smo. Nombre de Jesús de Filipinas, IV, Manila 1968, 384-390; Mariano Gil y Guzmán y el Katipunan, en 1898: España y el Pacífico. Interpretación del pasado, realidad del presente, Madrid 1999, 391-400;Gil, Mariano, OSA, en Diccionario histórico geográfico y cultural de Filipinas y Pacífico, I, Madrid 2008, 412-413;Santiago Vela, G. de, Ensayo de una biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, III, Madrid 1917, 113-116; Zaide, G., Documentary History of the Katipunan Discovery, Manila 1931.

J. Álvarez Fernández