Gaspar de San Agustín (5.7.1651 - 8.8.1724)


Madrileño de nacimiento, que fue el 5 de julio de 1651, e hijo de Juana Vallejo y Gaspar Cañellas, ‘síndico del reyno de Mallorca’, y parroquianos de San Martín, donde le cristianaron el 19 del mismo mes y año.

En el convento agustino de San Felipe el Real comenzó su noviciado el 4 de mayo de 1667 y al mes se hizo a la mar en la nao Nuestra Señora del Buen Socorro, donde emitió sus votos el 5 de mayo de 1668 camino de Filipinas.

Afiliado al convento de San Agustín de Manila, allí hizo sus estudios y, según testimonio del P. A. Mª de Castro, “acabada la teología, se aplicó mucho a humanidades y bellas artes, adonde le llamaba su genio y afición. Aprendió la lengua griega, entendía algo de la hebrea y hablaba bien la francesa; pero en la latina y su arte poética no tuvo igual en su siglo”. Dominó también el visaya y el tagalo, del que nos compuso un Compendio de la arte de la lengua tagala (1703).

Fue procurador general (1680-1686), secretario provincial (1686-1689), prior de Lipa (1689), Parañaque (1693, 1708, 1719); Pasig (1695, 1716), Malate (1698, 1714); Tondo (1699, 1706, 1710) y Tambobong (1702, 1707, 1711), definidor provincial (1689, 1710) y visitador provincial y comisario del Santo Oficio (1704). En su ancianidad y a pesar de su ceguera afrontó con clarividencia la hora de su muerte, que fue el 8 de agosto de 1724 en el convento de Manila.

No han sido su fecunda labor apostólica ni los relevantes cargos que ocupó los que le han granjeado méritos para la posteridad, sino su oficio de cronista, como lo reconoce el polígrafo agustino P. Santiago Vela: “A pesar del mucho tiempo que debían robarle el cumplimiento de tantas obligaciones como siempre pesaron sobre él y los viajes forzosos que por sus oficios hubo de verificar a las diversas provincias del archipiélago en que administraban los Agustinos, pudo componer, no obstante, un copioso catálogo de obras filológicas, históricas y literarias que han merecido en todos los tiempos los elogios más sinceros por la maestría con que trata cualquiera de las materias comprendidas en las dichas facultades. Así lo reconocen cuantos se ocupan de nuestro autor, dándole, sobre todo, la primacía entre los historiadores de Filipinas, por la veracidad e imparcialidad que presiden en la narración de los acontecimientos más notables de la conquista de las islas”.

Famosa por lo polémica ha sido su Carta a un amigo suyo dándole cuenta del natural y genio de los Indios de estas islas Filipinas, fechada en 1720 y reproducida por el jesuita Juan José Delgado en Historia sacro-profana, política y religiosa de las Islas del Poniente (1892), generalizando lo que era un documento privado y opinión particular, que nunca debió pasar por la imprenta. Pero más conocidas son sus Conquistas de las Islas Filipinas 1565-1615, cuya portada por él diseñada ofrecemos, obra que por su valor historiográfico ha acrecentado su prestigio y valía de cronista, corroborados por la más reciente edición bilingüe español-inglés aparecida en Manila en 1998. “Obra soberana e indispensable” la calificó Retana, para poder conocer la historia de Filipinas por la profusión de datos que atesora sobre los protagonistas de la primera misión y conquista, resaltando el esfuerzo de la corona española en la colonización y de las Órdenes religiosas, principalmente los agustinos, en la evangelización.

Obras de -: -Alonso de Méntrida, Catecismo en lengua bisaya, Manila 1678; Conquistas de las Islas Philipinas: La temporal por las armas del Señor Don Phelipe Segundo el Prudente; y la espiritual por los religiosos del Orden de Nuestro Padre San Agustín. Fundación y progressos de su Provincia del Santísimo Nombre de Jesús, Madrid 1698; Hieromelysa rythmica, Thalía devota variis Elegiis, Epigrammatibus et Poeticis lusibus otium utiliter intermittens, Ámsterdam 1702; Compendio de la arte de la lengua tagala, Manila 1703; Confesonario copioso en lengua española y tagala para dirección de los confesores e instrucción de los penitentes, Dilao 1713; Descripción chronológica y topográphica de el sumptuoso templo de Nuestra Señora la Virgen Santísima de Guía, nombrada la Hermita, extramuros de la ciudad de Manila, Manila c. 1715; Carta a un amigo suyo dándole cuenta del natural y genio de los Indios de estas islas Filipinas c. 1720, ms.

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J. Álvarez Fernández